sábado, 2 de marzo de 2013

Cartas a un despecho [Cap.I]

Prefacio
[Cap.I]

Al parecer no te habías dado cuenta del desastre que habías cometido, se que solo buscabas aquella historia virgen que tanto contabas, y se que aun sigues sosteniendo. Querías ser puro ante cada una de sus caricias, pero sabias que no podías por mas que quisieras. Que sin darte cuenta  todas las noches seguías girando el reloj de vuelta atrás y despertabas atascado en su tiempo. Pero seguías escondiéndote dentro de aquel camuflaje prohibido, inclusive teniendo en cuenta que no era lo correcto, pero también teniendo en cuenta que su sonrisa te perseguía.


Pues bien, ya eran casi casi las 7am, y sabias que debías levantarte y soltar toda aquella tensión. Y sin mucho pensarlo así fue como lo decidiste. Sabias bien, que la tenias en tus manos, podías hacer lo que quisieras cuando quisieras. Fuiste de camino, seguías con dudas pero te acabaste el ultimo cigarro que tenias, y decidiste ir a comprar aquel café. Pensaste que entre cada una de sus caricias te cuidaras, y que por cada una de sus caricias se vayan las pesadillas, y aquella ilusión perdida. Pero aquel día  sentado en aquel pasillo sabias que era una cruel realidad que sostenías bajo unas manos vacías. Y aun así la llevaste contigo, precisamente la menos indicada. Seguiste despacio entre lo prohibido,  inventarías aquella sonrisa. No sabias si debías entenderla o entenderse entre ustedes, ni siquiera te interesaba. Pero aun así la tensión de sus caricias en ti te hacia incompetente, sus besos te ayudaban, y su cuerpo te haría olvidar. No sabias si quería que le arrancases su ropa, pero sin pensarlo lo hiciste.  Aun contra tu voluntad te hacia débil y aun mas frágil. Dejaste que tus manos recorrieran aquel sendero, y fuiste poco a poco quitando cada una de sus prendas, suave, para que nadie se diera cuenta. 

Después de que todo había terminado la dejaste como si nada, ya te habías vuelto un experto en esto. Pero pudiste evitarlo, y como de costumbre, miraste al celular, por si aquella llamada o mensaje aparecía, y al no ver nada, seguiste tu camino.


















Seguí escribiéndote, para sanar tus heridas, seguí buscándote para controlar tus pasos. Pero aun así  no logre siquiera controlar tu pequeña historia ...

Después de ya pasado mas de un mes asimilaste que no volvería.  Ya te habías olvidado de como sabían sus labios y ya perdiste aquel recuerdo de su aroma. Simplemente seguiste con aquel desastre ya ensamblado que tenias, decidiste hundirte entre besos ajenos y bebidas prohibidas, ¿y al final para qué? Lo único que ganaste con eso fue demostrar lo débil que te habías vuelto, lo frágil que te volviste antes las sabanas. Das asco y lastima, pero como sea, sabias que a nadie le importaba, solo querías que a una persona le intereses, que una persona regresase, y que esos besos dejaran de ser tan vacíos.

Un escritor.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario