domingo, 3 de marzo de 2013

Cartas a un despecho [Cap.II]

Prefacio
[Cap.II]

Ya era la segunda mañana en que te despertabas aturdido, dos noches seguidas con la misma pesadilla, no sabias si era obsesión, decepción o amor. Ay!¿y a quién le importaba ya? solo buscabas despejar todo eso, sacar, por milésima vez aquella tensión, ¿no? . Y como de costumbre la llamaste, no sabias a cual llamar, pero sabias que precisamente ella era quien mas te despejaba,  tenían un singular parentesco, aunque sabias que ella era la menos indicada, sin pensarlo mucho la llamaste. Le dijiste que se reunieran, que se encontrarían en su carro.  Te vendías como victima inocente. 

Llegaste al 3er piso donde ella se encontraba paqueada, la buscaste desesperado, al final te diste cuenta que estaba justo detrás, pero no era a quien buscabas, te sonrió y tuviste que sonreirle, y en aquel momento surgieron un sin fin de recuerdos que ya pensaste haber borrado, pero que aun seguían ahí. Al irse, notaste que a quien buscabas te esperaba dentro del vehículo  te pusiste nervioso, ante cada uno de esos recuerdos, pero sabias que se irían una vez que entraras a ese mundo de lujuria. 

La viste y le sonreíste como pudiste, ella te pidió un beso y le diste mas que eso. Fuiste soltándole el pelo, y fuiste recorriendo con tus dedos cada pequeña parte de su cuerpo. Luego volvían los recuerdos y su nombre se repetía constantemente en tu cabeza, pero sin más pensarlo seguiste adelante. La tenías para ti, pusiste tu cuerpo encima del de ella, a ella le encantaba, acariciabas suave su cuello hasta llegar a sus senos. Mientras tus dedos bajaban sus botones se iban soltando, dejando libre toda su belleza. Seguiste besándola con desesperación, la mordías una y otra vez. Ella te devolvía sus besos con una mirada suave, pero sabías que su mirada sólo te ofrecía un punte hacia aquello, y aquel puente se desvanecía frágil sobre su propio abismo. Seguiste recorriendo su alma, fuiste despacio bajando, no te detuviste ni un segundo, llegaste al punto, empezaron a sudar, y ella nerviosa te iba quitando la ropa, tú ya no tenias más nada que quitarle. Sin darse cuenta se fueron descontrolando, estaba oscuro he iban perdiendo la noción del tiempo. Siguieron tocándose con desesperación, te perdiste en sus piernas, la habías vuelto perversa,  hasta que su sonrisa apareció, y fuiste bajando la lujuria poco a poco sin que se diera cuenta. 

Después de toda una hora de lujuria y olvido, encendiste tu cigarrillo y te marchaste. Ni siquiera te despediste, ¿qué importaba?, simplemente era una aventura más. Pero aun así no se iban, al menos durarías una semana más sin pesadillas, ¿no? Seguiste con pasos lentos el camino de vuelta abajo, la luz te molestaba, solo querías estar de vuelta en casa.

Te escribo de nuevo a ver si notas lo que estas haciendo, pero creo que ya es en balde. Sólo quiero que sepas que he descubierto este mundo de papel sólo para ti, no sé si al menos así te sientas algo afortunado, y que al menos vuelvas a sonreír de la misma manera que solías hacerlo, te extraño,  no sabes cuanto, solo quiero que dejes esto y vuelvas a ser quien eras. Te escapaste de mis manos, pero aun sigues en mis letras.



Un escritor.-


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