sábado, 23 de marzo de 2013

Cartas a un despecho [Cap.III]

Prefacio
[Cap.III] 




Hoy la conociste, pensaste haberlo olvidado, pero ahí siempre estuvo, tenias la mirada tan perdida que la encontraste. Detuviste tus pasos que iban directo a  sus piernas, pero te llamaron sus ojos... sus labios. Te miró justo a los labios, te los mordiste. No sabias si debías quedarte mirando y actuar, o simplemente marcharte del lugar. De quedarte, te quedarías  con todos aquellos momentos que querías callar, valían la pena hacérselos escuchar. Pero sabias que sólo te pensaría, eras un simple susurro del viento. Sabias que siempre fue un acto involuntario el pensarlo y el pensarte. Pero sabias que nunca habías sido tan de nadie como cuando ella paso sus labios por los tuyos.


Su sonrisa llamaba a tus besos y tus versos. No supiste que hacer, te pusiste nervioso, y sin darte cuenta, al acercarte, te ibas acelerando. Estaban parados justo en frente, ella traía ese abrigo rojo que tanto querías quitar y ese pantalón gris que tanto querías desabotonar. Te miró, sonrió, se acercó y te susurró despacio:-'Dame uno de esos besos que saben a "no me dejes nunca"'- Tú, sin contenerte sonreíste y dijiste: -"¿Realmente quieres más?"- Una sonrisa leve apareció en su rostro, y te dijo:-" ¿Sabes? a besos entiendo, a veces simplemente no te entiendo"- "¿O sera que a veces no te entiendes?- Le respondiste. 

Sin más pensarlo, tus manos fueron llegando a sus piernas, la miraste y te miró. Te tenia de vuelta en sus manos, que se calentaban con tan solo rozar tu piel. Aquella sonrisa, aquellos labios... de jugar a tentar, y tu sin aguantar. Mientras, violento te viste rozando sus labios. Te mordió y ahí fue cuando todo empezó.  Tus manos fueron jugando a conocer su espalda, mientras poco a poco fuiste descubriendo sus piernas. -"No pares..."- Te susurró despacio al oído mientras te los mordía. La llevaste contigo... o más bien, te llevó consigo. No pararon ni un segundo. Con toda la calma sus manos se alargaban, y fueron despacio hacia tu entre pierna. Mientras tú, desesperado, quitaste ese ultimo botón, ahí fue cuando la tensión se rompió .. o los corrompió. Tan sólo eran las 12, no se escuchaban voces, sólo gemidos finos. Y le susurraste al oído-" Ya me tienes en confía de nuevo, ¿me regalas tu sonrisa de nuevo?"- "Ya me hiciste sudar, ¿que más quieres de mí?

El tiempo fue pasando despacio para ambos. Sólo te bastaba con seguir descubriendo las notas que componían sus arpegios, ya estabas más que ciego, mas no paraste, ni lo intentaste. Besaste cada uno de los lunares que hacían lugar en su cuerpo. Sabias que sus labios eran el mejor lugar para estar. Sólo ahí querías seguir estando. Como una manta, una almohada en sus besos, era el descanso de todos tus días intensos, pero ese, ese se fue más allá lo que describe ser "intenso", porque en su cuerpo te rendiste. Volviste, una vez más, quizás, sólo quizás, no la ultima, a delirar en sus besos.

Hasta que una voz a lo lejos la llamaba, y así fue como paso el tiempo, de pronto tan violento. Sabias que la habías conocido de antes, habías visto aquella sonrisa radiante, y aquellos ojos canela. "Será que eres aquella dueña de mis sueños?"- Le preguntaste. Y así bajito te respondió  -"Yo también conozco esos besos de antes" -"Tal vez fue de un tiempo en que mi memoria no quiere alcanzar"-dijiste. "A veces, sólo a veces, te recuerdo"- Te dijo. "Pues el conocerte de antes me hace pensarte"-respondiste. Sonrió con aquella sonrisa que tanto te gustaba morder y te dijo:-"Ya es tiempo de que me marche" y te mordió una vez más antes de marcharse. Tus ojos siguieron cada uno de sus pasos... y cada detalle de su cuerpo, y ahí fue cuando lo recordaste. Era aquella dama perversa en tus sueños. Eran aquellos besos violento, eran aquellas melodías que no se escuchaban más... era aquello que volviste a olvidar. Y tu cigarro volviste a encender.








Un escritor.-



No hay comentarios:

Publicar un comentario